La última cena (del año)
Dicen que de tu Año Nuevo depende cómo será el año que empieza. No sea si sea tan imperativo, pero mirando atrás, creo que así ha sido siempre; cuando he elegido pasarlo bailando -cuando era una beba loca, callejera y feliz- el año entero he estado yéndome a dormir con los pajaritos de la madrugada. Cuando he elegido ver las luces de colores en el cielo negro reflejándose sobre el mar negro con una sola persona, he tenido un año de ensimismado romance. Pero ya hace tiempo que me parece importante que la última noche del año sea tranquila, familiar, de calidad; comiendo algo rico y bueno, tomando una copita o dos de radiante champagne, pidiendo un deseo a las doce mientras enciendo una chispita mariposa.
Si algo así es lo que tienen pensado para su Año Nuevo, pero todavía no saben qué preparar, aquí tienen una propuesta: el enrollado de chancho horneado en masa que preparó Frank este año por Navidad. Compramos en Wong un enrollado envasado al vacío, y tocino, y frutas secas. Mientras yo preparaba marshmallows para unos pedidos que le hicieron a El Hada, Frank le dio vuelta al asunto: hizo un puré de manzanas y su legendario Rotkohl, selló el chanchito, preparó una masa simple de levadura y la dejó levar como un cuarto de hora. Cuando volví a la cocina para tomar fotos y vi la masa le cambié ipso facto la cámara por el rodillo. Qué delicia! La estiré hasta que tuviera según yo medio centímetro, pero parece que debía ser un poquito más delgada, como verán más adelante.
Frank puso el chancho doradito en el medio de la masa y lo cubrió con tocino. Puso las frutas secas sobre el tocino y envolvió todo con la masa.
Con lo que quedó de la masa hicimos formitas con cortadores de galleta, y las pegamos sobre el enrollado con un poco de yema. Pintamos todo con huevo y lo metimos al horno.
Con la masa que sobró improvisé unos tentempiés (me encanta esa palabra). Rallé un poco de queso (recomiendo uno de sabor fuerte), lo incorporé a la masa, recorté estrellitas y les puse una nuez encima. Y al horno! Unos 20 minutos después estaban listos para tenernos en pie.
Después de un par de horas, la masa estaba dorada y Frank podía atravesar el chancho fácilmente con un fierrito. Las estrellas estaban gigantes (a eso me refería cuando hablé de mi elástica concepción de lo que es medio centímetro. Eso o la masa estaba recontra power). Pero igual se veía tan apetitoso!
Por dentro, la cosa estaba aún mejor. El chancho estaba jugoso, parejo y sonrosado como un jamón.
Y las tres cosas juntas? De primera. Mañana no recibiremos la nueva década en casa, sino con una antigua ceremonia japonesa en el templo Soto Zen, pero el espíritu es el mismo: gente querida, comida rica y la quietud que te permite sentir realmente la fiesta que hay en tu interior. No extrañaré la bulla ni el pica pica ni los fuegos artificiales. Pero recordaré todo eso con amor. Todo ese camino que me ha permitido llegar hasta aquí.
Un abrazo, y que este año sea feliz.
Chancho en masa simple de levadura
1 enrollado de chancho
Tocino
Frutas secas
Masa:
1/2 k. harina
20 gr. levadura fresca
25 gr. azúcar
2 huevos
1 tz. agua
Sellar el chancho en una sartén a fuego alto.
Preparar la masa: Poner la harina en un bol. En otro bol, disolver la levadura en agua ligeramente tibia, con el azúcar. Hacer un volcán en la harina y verter la mezcla de levadura. Mezclar con los dedos. Incorporar los huevos. Amasar bien, dejar levar 15 minutos, estirar a medio centímetro de ancho.
Enrollar el chancho con el tocino y frutas secas. Envolverlo en la masa. Decorar con estrellas u otras formitas de masa. Laquear todo con un huevo batido. Hornear aproximadamente 2 horas a 160°C.
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