La Vida Nueva
Un día conté las veces que me he mudado de casa. Llegué a 17, y eso fue hace años. Entre ellas, una vez fue fuera de mi ciudad, una vez fuera de mi país. Esta espero que sea la definitiva. Primero, porque amo este lugar. Segundo, porque esto es agotador. Han sido meses de preparación (cambiar a Micael de cole, encontrar local para la heladería y casa y un larguísimo etcétera) que han culminado en tres días, cómo decirlo, horribles. Hasta ahora no entiendo cómo en ese lapso logramos poner toda nuestra casa llena de cachivaches en un camión,
deshacernos de otro cerro de cachivaches (vivan los Traperos de Emaús) y ponerlo todo en esta casa en las afueras de Cusco, en plena temporada de lluvias.
Los dos primeros días estuvieron teñidos de una sensación de desesperanza; nuestras cosas habían sido tiradas como sea en la sala, no había espacio ni para caminar, la luz azul de los ahorradores nos estaba congelando el corazón y encontrar algo era como estar atrapado en un juego de Memoria en 3D. Has visto el café? Sí, en una de esas cajas estaba, espera… Ah, aquí está el molino de café. Y el café, dónde estaba? Ya! Encontré la cafetera! Pero no sé dónde está el hervidor. Y el molino? Uy, acabo de verlo, pero ya no sé en cuál caja… La sala parecía una versión maligna del Cuarto de los Requerimientos de Hogwarts. Lo que necesitabas estaba sin duda alguna allí, pero te sería imposible encontrarlo.
El primer día que Micael durmió en casa todo empezó a adquirir sentido. Para empezar, habíamos logrado reunir el café, el molino, el hervidor y la cafetera. Nuestras lámparas con luz amable estaban cambiando el filin de la casa, que, debo admitirlo, es de una exquisita combinación de los estilos narco y neoinca. Como pueden ver por la foto de arriba.
Celeste había amado su primera manzana cosechada de nuestro jardín.
Frank había plantado el suche hijo del suche de mi Nonno.
Y la alegría de Micael me había tranquilizado; no es que no estemos locos al habernos venido hasta aquí, pero hay una lógica en nuestra locura. Lo comprobé cuando Mica salió corriendo al ventanal del segundo piso cuando escuchó el pito del tren; nos hemos mudado en el momento preciso, cuando él todavía puede sentir que esto es como una escena de El Castillo en Movimiento.
Nuestra vida ha cambiado por completo. Nos despertamos temprano y descansados; caminamos por las vías del tren por las mañanitas para llevar a Mica al colegio, bien encapuchados por la lluvia; comemos pan fresco de Oropesa; por las tardes tomamos el té con galletas recién horneadas. El día es largo y todo a nuestro alrededor hay cerros con pinos y eucaliptos. Ayer salimos a reconocer nuestro barrio: un centro arqueológico ejemplar, una cascada, caballos que nos observaron hermosos.
Creo que hemos hecho bien.
5 comentarios:
Todas las bendiciones y las más sanas envidias.
roni
Más allá del corazón de lo que compartes, conmovedor, motivador y esperanzador (no exagero), no puedo evitar comentarte el disfrute de lo bien escrito y un final contundente. Feliz de tenerte cerca y darte la bienvenida como nueva Puspu en San Jerónimo.
Excelente, Ale.
Ya iré pronto a visitarlos....
Pero de lejos, sin meterme a vuestro hogar.
Un maestro de Jisen San le dijo que cuando tenia que escoger entre dos caminos era mejor escoger el difícil, que nunca es siempre todo difícil, pues el fácil tiene también bastante de difícil..
Besabrazos a todos: Frank, Micael, Celeste, Tú, el pasto, los caballos, la lluvia, los arroyos, las montañas lejanas, el suche cercano, el caos de los objetos caseros, los vecinos, el balcon del segundo piso.... y a los narcos neoincas!!
Sueños haciendose realidad , para gente tan lindanque parecen un sueño.
Roni, gracias por las bendiciones y las envidias sanas, que quedan lindo a quien las recibe, como un lazo en el pelo.
Mily, tu piropo me hace feliz, y ya tengo muchas ganas de ese tecito, vecina! Eso significa puspu? Estoy feliz también de que mi hijo esté aprendiendo runasimi!
Papá, te quiero mucho. Gracias por escribir esto y por tu cariño, ya cuando vengas visitamos el centro arqueológico que tengo frente a la ventana!
Ulisse, un abrazo para ti. Sí, es un sueño hecho realidad, con mucho trabajo, mucho apoyo de nuestra gente y sobre todo mucha fe en nosotros mismos y en la vida.
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