Pottermanía – parte 1

Para Micael, mi hijo de 9 años, el 2011 no ha volado; ha volado en escoba. Cualquier palitroque que encontrara por ahí se convertía en varita mágica o escoba voladora, según el tamaño. Por supuesto, en Navidad le envió a Papá Noel una primorosa carta pidiéndole encarecidamente que le regale por Navidad una Nimbus 2001. Frank, que tiene una relación cercana con el estrés, dijo que sí era posible, así que entramos a la página web PNP (Pére Noël Portable) para hacerle su video anual navideño, protagonizado por el mismísimo Kris Kringle, quien le aseguró que recibiría su escoba por haber sido un niño bueno (el pobre Mica estuvo con estrés mientras los duendecitos del video esperaban que saliera el resultado de su computadora ártica).

Fue imposible hacerle la escoba para Navidad, así que la remplazamos por un Lego Harry Potter y una carta manuscrita por Papá Noel explicándole que las lluvias excesivas en Gran Bretaña (?) habían hecho imposible que secara la madera a tiempo (??). Y que la enviaría a Cusco a inicios de enero, a tiempo de que se la lleváramos a Lima por su cumpleaños, para que la tuviera en el partido de Quidditch organizado por su papá.

Y así fue.

Frank está demostrando unas habilidades de ebanista un poco inquietantes. Decidió que le haría a Mica una Nimbus, pero modelo 2012, Freestyle (sin estribos -uf). Compró una tabla de pino, la cortó, le dio forma y la tiñó.

Le inscribió la marca y el modelo con el Dremel, y llenó el área con goma plateada, esa para hacer crafts. Esperó a que secara y pulió el exceso.

Para la característica cola barrigona que suelen tener las escobas de la Nimbus Racing Broom Company, cortó un bloque de tecnopor. Sí que parecía Navidad.

Le pegó papel periódico y lo pintó de negro. Después le pegó pajitas de las escobas de mano que venden en la bodega, cruzando la carretera.

La barnizó y la puso a secar.

No tengo fotos de la última etapa del proceso porque era la noche antes de nuestro viaje a Lima, y estábamos exhaustos, con ojos de Condorito, tratando de darle forma a las "@%$ pajitas de escoba. En resumen, Frank las envolvió alambre, y las pintó con spray.

En el aeropuerto, el guardia de la aerolínea nos preguntó qué había en esa caja. “Una escoba”, le dijimos. Miró por una rendija. “Ah! Una escoba voladora! Pase Ud., Sr.”

Pero lo mejor de todo es que vuela de verdad.

{ si alguien por ahí tiene dudas/interés/desconcierto sobre alguna parte del proceso, escríbanle a Frank a maquinista@elhada.net }

* en la próxima entrega, la torta con forma de escoba, tamaño real, que le hice para su cumpleaños *